Dibujar es una habilidad que mejora con la práctica, y existen ejercicios de dibujo fáciles para principiantes y profesionales. Si llevas tiempo sin entrenar o eres nuevo en el dibujo, es mejor empezar poco a poco, en lugar de lanzarte de lleno a realizar obras complejas sin haber entrenado lo básico.
El ejercicio regular también es crucial en cualquier rutina de entrenamiento, ya seas nuevo, hayas vuelto o nunca lo hayas dejado. Y lo mismo ocurre con el dibujo. Estos ejercicios de dibujo fáciles te ayudarán a estirar todos tus músculos del dibujo (es decir, la observación, el reconocimiento espacial, la creatividad…) para una sesión de entrenamiento/dibujo seria y te enseñarán los fundamentos que necesitas para sobresalir.

Soy Laura, artista y blogger de tiempo completo, amo dibujar y me propuse enseñarle a otras personas que todos podemos dibujar, sin importar tu edad, ubicación o recursos.
Laura Pérez
1. Muchos Caminos Conducen a Roma
A veces dibujas algo que has visto muchísimas veces y tu mente simplemente funciona en piloto automático. Lo cual puede ser bueno, a menos que la imagen que tienes en la cabeza no se ajuste a lo que ves en realidad.
Quizás sepas, en teoría, que existen muchas formas diferentes de ojos; por ejemplo, una persona de ascendencia hawaiana probablemente tendrá una forma de ojos diferente a la de un ruso nativo; un bebé suele tener los ojos más redondos que un adulto, etc.
Pero la mente puede haberse decidido por una única idea de «ojo» y seguirá intentando llevarte en esa dirección, como un volante atascado, lejos de lo que en realidad estás apuntando o de lo que ves justo frente a ti.
Para contrarrestar esa atracción, podemos recalibrar la mente para que vea formas en lugar de lo que cree que es un ojo (o un gato o un árbol). Básicamente, le impedimos responder antes de haber escuchado la pregunta completa.
Lo que haremos en este pequeño ejercicio es simplemente dibujar varias versiones de lo mismo con diferentes apariencias. Si tu mente te repite constantemente cómo es una flor, recuerda que hay orquídeas, margaritas, tulipanes y lirios. Puedes abarcar todo lo que quieras; dependerá del tiempo que tengas para dibujarlo todo.
Con el tiempo, tu mente decidirá que probablemente sea mejor mirar lo que realmente ves, en lugar de echar un vistazo rápido e inventar el resto. Este es uno de los ejercicios de dibujo fáciles que te ayudará a mejorar tus habilidades de observación.

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2. ¡No Mires Ahora!
Este es un ejercicio fácil pero divertido que hago a menudo cuando siento que me preocupa demasiado cómo se ven mis bocetos terminados. Ya sabes, cuando te preguntas si podrías colgarlo en la pared, enseñárselo a tus amigos o ponerlo en tu portafolio antes de haber llenado la mitad de la página.
Bueno, no te preocupes más, este ejercicio te quitará esa presión innecesaria. Solo necesitas un tema y tus materiales de dibujo, ya sea lápiz, bolígrafo o tinta.
Mira a tu sujeto e intenta dibujarlo, como siempre. Pero con una pequeña peculiaridad: no mires el papel. Para nada. Ni un solo vistazo. Estás dibujando a ciegas, por así decirlo.
Puedes mirar tu tema, pero el resultado que pueda obtenerse deberá permanecer en secreto hasta que hayas terminado.
Si te cuesta no mirar, puedes poner el cuaderno de dibujo sobre las rodillas y dibujar debajo de la mesa. O clavar el lápiz en el centro de un plato de papel para distraerte al moverlo.

Por supuesto, tu boceto parecerá un Picasso malo cuando termines. Y ese es el punto. Si sabes de antemano que la pieza terminada no servirá para exhibir, te será mucho más fácil concentrarte en el proceso de dibujo.
Si haces esto con regularidad, notarás que tus bocetos mejorarán. Tu Picasso malo empezará a parecerse más a un Matisse malo. Practicar el dibujo a ciegas mejora la proporción y el reconocimiento espacial. Esto, a su vez, facilita las cosas al volver a mirar el papel mientras trabajas.
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3. Cambio de Perspectiva
Dibujar en perspectiva puede ser bastante intimidante, incluso con un tema sencillo. Dibujar sin referencia es un paso más allá y requiere un buen dominio de los principios, además de una amplia biblioteca visual.
Con este ejercicio vamos a practicar ambas cosas, para poder ir poco a poco avanzando hacia el objetivo final de dibujar lo que tengamos en la cabeza y que parezca lo más realista posible.
Elige un objeto con el que quieras trabajar. Te sugiero algo sencillo, como una taza o tu cepillo de dientes. Ahora imagina cómo dibujarías ese objeto si hicieras un boceto rápido. ¿Qué perspectiva elegirías? Normalmente será una vista lateral simple.
Pero hoy no. En lugar de la vía fácil, vamos a intensificar nuestro juego y elegir una perspectiva más compleja.
Mueve el objeto en tus manos o camina a su alrededor para encontrar una perspectiva desde la que normalmente no lo ves, o en la que no prestas mucha atención cuando lo haces. Elige cualquier cosa que parezca difícil de dibujar, porque puedes con eso.

Ahora dibuja un boceto sencillo, sin demasiados detalles. Luego cambia la perspectiva o pasa al siguiente.
Practicar esto ayuda a comprender mejor el objeto y es excelente tenerlo en la biblioteca visual, porque esas perspectivas «extrañas» se pueden usar en el futuro para hacer que un dibujo sea más interesante. Este es uno de los ejercicios de dibujo fáciles que puedes hacer para mejorar tu habilidad de dibujo en perspectiva.
4. Una Línea
Este es otro clásico, y con razón. Es divertido, rápido y casi siempre imposible de arruinar. Tu dibujo terminado casi siempre lucirá impecable, así que es ideal para darte un pequeño empujón de confianza cuando lo necesites.
Los dibujos de una sola línea han existido desde siempre y son muy fáciles de hacer. Solo hay que recordar que, una vez que el lápiz toca el papel, no se puede levantar hasta que la pieza esté terminada. Todo el dibujo es una sola línea, cada parte está conectada.

Trazar todo el objeto con el lápiz y moverlo de un área a la siguiente es una forma perfecta para que tu cerebro aprenda distancias y relaciones entre las partes de la imagen.
También te obliga a dibujar más rápido de lo habitual, porque nadie quiere sostener el lápiz durante media hora seguida sin levantarlo del papel ni una sola vez.

Esta técnica funciona bien para diversos temas. También puede ser divertido experimentar un poco con el estilo. Intenta variar la presión del lápiz, por ejemplo, o busca esquinas más definidas en lugar de redondeadas.
Esta es otra excelente práctica para aprender a distinguir entre lo fundamental de la imagen y lo que se puede omitir. Especialmente con las sombras, lleva un tiempo comprender cuáles deben insinuarse para lograr la profundidad necesaria.
5. Fuego y Agua
El estilo personal de dibujo es como la escritura a mano. Se compone de las mismas partes, pero la forma en que se presentan es única para cada persona.
Independientemente de que tu género preferido sea el fotorrealismo o la caricatura, la forma en que dibujas define quién eres (o quieres ser) como artista y puede hacer que tu trabajo sea reconocible entre otras obras de arte.
Pero hay una dificultad. A diferencia de la escritura a mano, tus dibujos no solo deben reflejar tu propio estilo, sino también la sensación del sujeto.
Como ejemplo, observa estas dos escenas, ambas de mangas populares. Notarás que los estilos de los artistas no solo son muy diferentes, sino que también muestran dos escenas muy contrastantes que deberían representar estados de ánimo opuestos: el amor y la batalla.
El primero es suave y onírico, mientras que el segundo es áspero, rápido y con un sombreado mucho más oscuro. ¿Crees que funcionaría si se intercambiaran los dos temas? Sin duda, sería una boda muy espeluznante.


Pero, ¿cómo lograr combinar tu estilo personal y tu estado de ánimo sin sacrificar uno por el otro? Es un proceso paso a paso que irá evolucionando contigo a medida que creces como artista.
El primer paso es descubrir cuál es tu estilo personal. No hay mejor manera de lograrlo que probar cosas diferentes y ver qué te resulta más natural.
Para este ejercicio, dibujarás el mismo tema en dos estilos contrastantes: «agua» y «fuego». Elige el tema que te guste: un frutero, tu coche, tu pareja.
Para el primer estilo, intenta simular la personalidad del agua. Dibuja con fluidez, con líneas suaves, fluidas y ornamentales. Busca algo cómodo, relajante y divertido. Te puede resultar útil sujetar el lápiz (o pincel) relativamente hacia atrás, para tener menos control sobre él.
Para el segundo boceto, piensa en el fuego. Atrévete con algo audaz, intenso y duro. No dibujes el fuego en sí, dibuja cómo se siente. Amenazador, poderoso, peligroso.
Si tienes dificultades para cambiar de estilo, considera usar música que combine (Chopin versus Heavy Metal, por ejemplo…) o simplemente deja más tiempo entre bocetos.
Repite este ejercicio regularmente con diferentes temas. Por supuesto, también puedes probar con otros estados de ánimo. Adjetivos como «caótico», «asustado» o «tímido» son más fáciles de representar en papel, pero casi cualquier palabra que denote un estado de ánimo o personalidad específico servirá (invierno, mariposa, parque infantil…).
Si notas constantemente que las líneas suaves y fluidas no te resultan fáciles o que tus líneas ásperas y oscuras siguen convirtiéndose en adornos, esto te dará una pista valiosa sobre qué dirección puede ser la correcta para ti en el futuro.
Claro que esto es solo un ejercicio en el camino para encontrar tu propio estilo artístico. Pero una vez que te acerques a conocerte mejor como artista, te resultará mucho más fácil plasmar cualquier sentimiento que te guste en tu obra, sin dejar de ser fiel a ti mismo.
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